Las plantas, al igual que los animales, dejan rastros de su pasado entre las rocas. Fragmentos de hojas, frutos, semillas, flores e incluso polen pueden preservarse por millones de años entre las rocas y contar historias acerca del pasado de la biodiversidad y del clima de nuestro planeta. Al estudio de estos rastros que dejan las plantas lo llamamos paleobotánica.
Para entender el significado de estos estudios es necesario, primero, conocer la escala de tiempo geológico la cual resulta demasiado extensa si la comparamos con la historia de la humanidad, dado que el registro más antiguo de nuestra especie, Homo sapiens, tiene aproximadamente 300.000 mil años. Esta edad, aunque parece antigua, es tan solo un parpadeo en la historia de la tierra que lleva existiendo alrededor de 4.600 millones de años.
En Colombia abundan los registros paleobotánicos y por décadas varios investigadores se han dedicado a revelar el pasado de los ecosistemas que hoy nos rodean.
Los bosques fósiles más antiguos que se conocen en Colombia tienen cerca de 360 millones de años y se encuentran en Boyacá. Eran bosques extraños formados por plantas ya extintas como licofitos arbóreos, árboles con hojas de helechos y madera de pino, y árboles con semilla como los ginkgos. En aquel entonces las plantas con flores no existían, los vertebrados colonizaban la tierra por primera vez, y el territorio colombiano no estaba en el trópico, sino cerca de los 60˚ de latitud Sur.
de los dinosaurios y ¡cerca del 75% de los organismos que habitaban la Tierra en ese entonces! Colombia, no está muy lejos de México, así que una pregunta que surge fácilmente es ¿Qué tanto afectó este impacto a la vegetación en Colombia?
La respuesta es: el impacto afecto mucho a la vegetación de Colombia. Esto se pudo saber gracias a más de 3.000 fósiles hallados en la mina del carbón del Cerrejón en La Guajira, y otros 3.000 provenientes de las minas de arcillas que rodean Bogotá, que tienen una edad aproximada de 58 millones de años. Con estos fósiles se logró notar un cambio sustancial en la flora debido al impacto: muchas de las coníferas se extinguieron regionalmente y las plantas con flor pasaron a dominar, creando los bosques densos y cerrados que caracterizan un bosque húmedo tropical actual. Esto significa que sin el impacto del meteorito los bosques húmedos que nos rodean hoy serían otros. Y también nos dan una lección de humildad, porque los bosques húmedos como los del Urabá Antioqueño, el Chocó o el Amazonas tienen una historia casi 200 veces más antigua que la historia de la humanidad.
Pero los hallazgos en Colombia no se detienen y nos dan pistas sobre otro importante ecosistema: el de los bosques secos tropicales, como los que existen hoy cerca a Santafé de Antioquia, en la Guajira o en el cañón del Chicamocha. Gracias a cientos de fósiles, esta vez hallados en Santander, sabemos ahora que estos bosques también tienen una larga historia y existen
en nuestro país al menos desde hace 40 millones de años. Hoy estos bosques son unos de los más amenazados a causa de la deforestación, así que es nuestra responsabilidad protegerlos y asegurarnos de que su larga historia no termine con nosotros.
¿Hay fósiles de plantas en Antioquia?
La cordillera central en Antioquia permite la exposición de dos grandes unidades de roca sedimentaria en las que se encuentran fósiles de plantas. Una de estas data de ~15 millones de años atrás, y se asocia a los depósitos de carbón de Amagá. Estas rocas se encuentran intermitentemente a lo largo del valle del río Cauca entre los municipios de Tarso e Ituango. Maderas y hojas fósiles de hace ~5 millones de años se encuentran en Antioquia a lo largo de la vertiente occidental del río Magdalena, entre los municipios de Puerto Triunfo y Puerto Berrío. Estos fósiles antioqueños reflejan la evolución de los bosques en los últimos 15 millones de años, tiempo en cual las concentraciones de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera, y temperaturas terrestres, disminuyeron paulatinamente hasta alcanzar niveles pre-industriales. El estudio de estos fósiles de Antioquia nos permitirá entender cuáles son las nuevas presiones ecológicas a las que se enfrentan nuestros bosques a media que aumentan las concentraciones de gases de efecto invernadero y temperaturas globales.
(Haz clic en los botones del mapa para ver la diferencia
entre los fósiles de Guaduas y Bogotá)
[1] M.R. Carvalho, C. Jaramillo, F. de la Parra, D. Caballero-Rodríguez, F. Herrera, S. Wing, B.L. Turner, C. D’Apolito, M. Romero-Báez, P. Narváez, C. Martínez, M. Gutierrez, C. Labandeira, G. Bayona, M. Rueda, M. Paez-Reyes, D. Cárdenas, Á. Duque, J.L. Crowley, C. Santos, D. Silvestro, “Extinction at the end-Cretaceous and the origin of modern Neotropical rainforests”. Science, vol. 372, pp. 63–68. 2021 https://doi.org/10.1126/science.abf1969,
[1] M.R. Carvalho, C. Jaramillo, F. de la Parra, D. Caballero-Rodríguez, F. Herrera, S. Wing, B.L. Turner, C. D’Apolito, M. Romero-Báez, P. Narváez, C. Martínez, M. Gutierrez, C. Labandeira, G. Bayona, M. Rueda, M. Paez-Reyes, D. Cárdenas, Á. Duque, J.L. Crowley, C. Santos, D. Silvestro, “Extinction at the end-Cretaceous and the origin of modern Neotropical rainforests”. Science, vol. 372, pp. 63–68. 2021 https://doi.org/10.1126/science.abf1969.
[2] M.R. Carvalho, F. Herrera, S. Gómez, C. Martínez, C. Jaramillo. “Early Records of Melastomataceae from the Middle–Late Paleocene Rain Forests of South America Conflict with Laurasian Origins”. International Journal of Plant Sciences, vol 182, no. 5, pp. 401–412. 2021. https://doi.org/10.1086/714053
[3] C. Martínez, C. Jaramillo, J. Martínez-Murcia, W. Crepet, A. Cárdenas, J. Escobar, F. Moreno, A. Pardo-Trujillo, D. Caballero-Rodríguez. “Paleoclimatic and paleoecological reconstruction of a middle to late Eocene South American tropical dry forest”. Global and Planetary Change, vol 205, 103617. 2021. https://doi.org/10.1016/j.gloplacha.2021.103617
[4] Biovirtual.unal.edu.co. n.d. Universidad Nacional de Colombia:. [online] Available at: http://www.biovirtual.unal.edu.co/floradecolombia/es/description/1018/> [Accessed 21 November 2021].
[5] F. Nicolalde Morejón, L. Martínez Domínguez, “Las cícadas: habitantes del jurásico”, La ciencia y el hombre, vol. 30, no. 3, 2017.
[6] RAE, https://dle.rae.es/sotobosque
Martínez, C., Carvalho, M. (2021). El surgimiento de los bosques de Colombia según el registro fósil. En: Calderón-Caro, J., Benavides, A. M., Cepeda, D. (ed.). 2021. Bosques de Antioquia: descubrimientos recientes contados por investigadores locales. Fundación Jardín Botánico Joaquín Antonio Uribe de Medellín-Programa Bosques Andinos (COSUDE). 1 Ed – Medellín, Colombia, 32 páginas.
Los bosques húmedos como los del Urabá Antioqueño, el Chocó o el Amazonas tienen una historia casi 200 veces más antigua que la historia de la humanidad.
Polen y esporas
Rocas que han sido formadas por la acumulación de partículas sólidas procedentes de otras rocas o restos orgánicos.
Vegetación formada por plantas y arbustos que crece bajo los árboles de un bosque o monte [6].
Grupo de plantas con semilla de origen jurásico -periodo en el que habitaron los dinosaurios en la Tierra- con especies de apariencia similar a las palmas [5].
Familia de coníferas que pertenece a las Gimnospermas, de orden coniferales y según un reciente esquema de clasificación al suborden Taxineae. Las Podocarpáceas en Colombia son generalmente de tipo arbóreo y se extienden a países vecinos de América del Sur y Centroamérica [4]
Bosques que se ubican en la zona intertropical, adaptados al clima del trópico y variaciones de humedad, con mucha frondosidad y altura.
Donde hoy se encuentra la Patagonia Argentina y el sur de Chile.
Género de árboles originario de china con hojas en forma de abanico.
Bosque en el que abundan los fósiles de árboles y plantas.